A un mes del Circus Mexicus.

Es un concierto enorme, grande y de cuatro  días de fiesta por algunos bares y un mega escenario, en una ciudad playera de Sonora. Es más como un festival; varias bandas amigas, dando el rol por diferentes bares, gente que viene en su peregrinar para encontrarse con ellos. Tatuajes, un encuentro de soccer, aroma a […]

20150625_200831Es un concierto enorme, grande y de cuatro  días de fiesta por algunos bares y un mega escenario, en una ciudad playera de Sonora. Es más como un festival; varias bandas amigas, dando el rol por diferentes bares, gente que viene en su peregrinar para encontrarse con ellos. Tatuajes, un encuentro de soccer, aroma a bronceador, trajes de baño, cerveza, tequila (circula el Mexican Moonshine), colores, guitarras, discos, playeras

Hace tiempo había gente queriendo organizar un magno evento con bandas hiper famosas para los “baby boomers”, en un gran terreno, creando un pequeño poblado, con casas de campaña, áreas VIP, comida, bebida, escenarios y todo el show. We build this city on rock & roll.

Pero,  por una u otra razón, el proyecto simplemente no cuajó y la gente se podía dividir entre los que decían “yo les dije” y los más o menos desilusionados que se cuestionaban “¿qué habrá salido mal?”.

Y sin embargo, cada año, en este mismo desierto “infértil”, se vive un evento musical, que ha ido creciendo en magnitud desde el año 2000, que se formaron los Peacemakers y vinieron por primera vez  a Peñasco a tocar (http://www.circusmexicus.net/#circusmexicus) Ahora es un mega festival de bandas hermanas y amigas que se intercalan el escenario, el cariño de los asistentes y los brindis. Los fans crecen y crecen

Cuatro días de música de gira en bares de tradición y amigos. Viernes y sábado de “main stage”,  el más grande Circus Mexicus hasta ahora (http://rockypoint360.com/rcpm-cm-xxiv-one-for-the-books/)

Entonces ¿qué se necesita para hacer algo así? Días de brotes musicales con grupos y artistas invitados lo suficientemente buena onda y relajados conviviendo por los bares de Peñasco. Paciencia. Como todo en el desierto, no hay nada express (más que la deshidratación), lo que debe crecer,  crece lento. Sin prisa, porque primero echa raíces muy fuertes.

En lo personal me causan ansiedad las grandes concentraciones de gente. No me gustan. Sin embargo este concierto atrae gente de lo más tranquila, cordial. El nombre de “Peacemakers” debe significar algo. Todo al aire libre, en espacios abiertos, sin rigores. Lo más que hay que temer es que te toque al lado de alguien que no sabe cantar, pero que insiste en hacerlo.

En las tocadas de los bares, es de ambiente más íntimo. Un trago coqueto, caras conocidas (o que crees conocer), algo más informal. Como una sorpresa agradable. La música en vivo en el bar de confianza, siempre se agradece.

Rock ligero, de estilo que se me antoja desenfadado, perfecto para el ambiente playero/bohemio/parrillada. De hecho se veía a mucha gente entrar con sillitas y ya en la noche había quienes bailaban por un lado, los que se amotinaban hasta el frente en un ejército de celulares (incluido el mío), y los que estaban absolutamente relajados en sus sillas plegables y sus cervezas tarareando canciones, frotando los pies en la arena. Atrás el área VIP, con una plataforma llena de gente. Supongo se verá genial en el video. Puestos de cerveza (refrescos y agua), playeras, memorabilia y taquitos. Todos muy felices.

 

20150613_220037Estaba cruzando el pasillo que habían formado entre la plataforma y el escenario, sintiéndome toda una rockstar, cuando recibí el mensaje de una amiga, invitándome a subirme donde colocaron los fuegos artificiales. La idea era buena, nada más que no la encontré a tiempo y salí corriendo cuando casi me explotan en la oreja buscando la escalera de mano que se supone me llevaría a dicho encuentro.

Cambié de rumbo, prometiéndome buscarla nada más pasara el episodio (y mi sordera). Paseándome por entre la gente unos me invitaron cerveza y otros agua (yo les dije), otros me platicaron que habían apenas descubierto Rocky Point y estaban fascinados, otros me hacían gestos para que cantara con ellos canciones que yo no me sabía, pero que me dispuse a tararear para que no perdiera el ambiente, en premio me alargaron una lata con media cerveza (supongo de alguien más). En cuanto no me vieron la tiré, lo siento, pero así no vale.  Hasta que en una de esas me cayó el veinte, cuando me preguntaron que por qué no me quitaba la gorra si me había alaciado el cabello… Me confundían con Sami, por mi playera, gorra y cámara en mano. La habrían visto una o dos veces.

Sonreí y me alejé, ya que también Sami andaba rondando por ahí (que pase, la vean y también le inviten cervezas) Regresé al área VIP y ahí vi a mi amiga, baile y baile, (buscándome, también) ataviada al puro estilo american rock fest; sombrero vaquero fashion, botas vaqueras, short short (o sea un short cortito) playera estampada sin mangas y una diminuta bolsa  que cruzaba su torso.

Se sentó y ya no se paró más que para las necesidades básicas: ir al baño y al stand de bebidas. Cansadísima. La secundé.

Compartía su dolor. Ya había tomado fotos, había subido unas al twitter y al Instagram como dictan las normas (junto con el obligado peregrinar de buscar señal). Entonces ahora sí, ahí nos quedamos a disfrutar lo que restaba de la noche.

Era una noche húmeda y fresca. Rica para estar al aire libre. Subí los pies en otra silla y me dejé llevar por la música. Solo me faltaba una fogata, bombones, tal vez una alberca.

20150613_235829Sin embargo, estando ahí, con cámara en mano me asaltó la duda: ¿cómo le hacen? Llegan, un día tocan unos, juegan fútbol playero a pleno rayo del sol en el mes de junio, y no un partido, no, sino varios; los que tengan que ocurrir para ganar el Rock& Soccer. Luego en la tarde comienza el concierto con dos horas de show sin bajón de energía. Unos acá, otros allá, algunos en “stand by” en el bar (Banditos es de Roger Clyne y obvio patrocinador)…  Acaba el concierto grande, se despiden, salen de ahí y al after, con el otro grupo que toca en el bar… Ellos y todos sus fans con una energía de niños de kínder en fiesta con piñata, pastel y bolsitas de dulces (con sobredosis de azúcar). Al día siguiente nos vemos todos en el famoso y tradicional JJ´s Cantina ( al que no fui  porque no tenía carro y por increíble que parezca, ya tenía resuelta mi dosis de gente por algún tiempo)

Yo ya andaba tirando la toalla después de ir a tomar fotos y verlos jugar en el calorón. Tenía mis momentos de brillo fiestero, pero en general, estaba quemada, insolada, enojada, harta, cansada, parecía que el sol e hubiera drenado toda la energía… Que ni tres cervezas lograron ponerme a tono ( la cuarta tal vez  empezaría a hacer ese efecto psicosomático tan bien conocido de “la vida llevadera”) .

Ya me andaba rajando para el sábado en la noche. Pero qué bueno que no lo hice.

E l lunes, obvio que yo sentía que no había café que nos reviviera. A unos más que otros.

Todos los demás, me imagino no han de ser tan divertidos en el camino de regreso.

Así sucedió un festival de rock, en Puerto Peñasco. El año que entra será más grande, supongo.
Galería de lo que algunos vivieron y otros se perdieron: http://rockypoint360.com/circus-mexicus-2015/

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