Harry Potter y los detractores de su arte

Hoy es el día que el libro de Harry Potter cumple veinte años (no lo digo para que nos empecemos a sentir viejos, no, para nada, solo lo hago como una referencia y motivo de celebración)

Hoy es el día que el libro de Harry Potter cumple veinte años (no lo digo para que nos empecemos a sentir viejos, no, para nada, solo lo hago como una referencia y motivo de celebración), y por todos lados vemos tests (que en estos salió que yo sería de Ravenclaw), los artículos con curiosidades de la obra y películas y bueno, hasta Facebook tiene su asunto especial que seguramente ya habrás visto ; si le picas al nombre de Harry Potter que esté en rojo, sale una varita y te hace magia (¿no te sale? Entonces de seguro eres muggle o squib).

Y sí, yo también no me quería quedar atrás.

Me gusta, no soy fan terrible, pero toda la saga de Harry Potter me parece formidable. Para empezar, el acercar a la literatura a niños y jóvenes, no es tarea fácil, y menos cuando en las escuelas ponen Platero y yo y el Mio Cid. Ya lo confirmarán muchos programas de fomento a la lectura.

Me he topado con muchos escritores en talleres y así, en la que menosprecian Harry Potter.

—Mira chavo— comentó alguna vez uno de ellos rascándose la barbilla—Harry Potter, no se considera literatura, es una barbaridad, un libro cualquiera para niños sin ningún mérito literario. Así que te pediría de favor que no lo saques como ejemplo para las clases. Piensa en otros libros si te interesa exponer tu opinión o duda.

El chico se quedó apenado, humillado. Bajó su mano, encogiéndola hasta guardársela muy bien. Se había echado los cinco (entonces cinco) libros y hasta hace ese momento, era uno de los más aplicados en el taller. Un solo comentario lo apagó por el resto del taller. Él quería hacer algo así, fantasía, una historia de dragones que había ido armando. Pum, bye. Al día siguiente, trajo un cuaderno diferente y lo peor, el chico no daba una.

Era un renombrado autor, con trayectoria. Mamón, de intelecto duro y sagaz, de esos que te encantaría citar solo por verte intelectual. Que no te gustaría llevarle la contraria porque sabes el peso que tiene su opinión y lo mal que se ven sus detractores. Pero me retumbaba en la cabeza ¿En serio no tiene mérito literario Harry Potter? El asunto quedó en el aire, y a la menor provocación le pedí a una prima que me fuera prestando los libros (ella era ferviente admiradora, junto con su papá).

Lo empecé a leer, y pensé «vale, sí está medio simple la forma de narrar» pero, la historia me atrapó, me enganchó y me engulló. No lo solté y me imaginé a mi misma de más chica, leyéndolo en los recreos, entre clases y bajo las sábanas. Ahí estaba todo su valor para mi.

Tiempo después, hace unos años, también en un taller aquí, un escritor fue de la misma opinión, aunque no tan grosero, pero sí, era de la idea que Harry Potter no valía la pena, sin embargo, no se quedó ahí y también hizo extensivo su desdén a otros autores de fantasía y de ciencia Ficción, cuando mucho se salvaba Isaac Asimov, más que nada porque también tenía obras históricas y George Orwell, porque ya empezábamos a ver profético su 1984.

—¿Cuál es la razón por la que no tiene mérito? — pregunté.

—Porque es una moda y las modas no perduran. Porque no aporta nada al lenguaje, es más, lo desvirtúa con todas esas palabras nuevas. La hicieron solo para sacar dinero. Es muy simple e incluso de historia predecible. Lo único que la señora hizo yo me imagino como berrinche y para sorprender, es que la chica no se quedó con Harry, sino con el otro.

(Eso último no se lo discuto)

En esa ocasión alguien más salió en defensa de J.K Rowling y aquello prometía volverse un circo de  dimes y diretes sin sentido, que el escritor mejor instó a dejar el tema de gustos de lado escribiendo en el pizarrón un listado de libros que él recomendaba. Carlos Ruiz Zafó con La Sombra del Viento no estaba entre ellos, pero Elmer Mendoza sí (cualquiera, según el tallerista).

Siempre diciendo, hay mejores. ¡Y no lo dudo! Sin embargo, Harry marcó y marcará la infancia de muchos. Puede hacer que padres e hijos compartan gustos. Están los que incluso crecieron a la par de Ron, Hermione, Harry y toda su generación, los que se comían las uñas, esperando el siguiente libro.

¿Qué si es moda? No lo creo, una historia que jale a los niños y jóvenes de esa manera, no creo que vaya a pasar desapercibida tan fácilmente (menos ahora que hasta hay parque temático). Que si es predecible y simple, puede ser, pero es lo bonito de la historia; magia, aventuras, salen airosos, se ayudan. Tiene lo justo de intriga, de nervios para chicos que van en secundaria. Tiene imaginación, lo que muchos chicos de ahora se les está agotando. La autora tiene muy bien definido su universo; resuelve, tiene sus reglas, sus historias, sus curiosidades. Estoy segura de que esa historia habitó en ella hasta que todo le fue clarísimo.

Lo del asunto del lenguaje, bueno, es para niños y jóvenes, no creo que deberían de ponerse experimentales como Luis Felipe Lomelí en el Indio Borrado o Cristina Rivera Garza con el Mal de la Taiga (que incluso a algunos más versados lectores de pedigree, les trastabillar mentalmente). Sin embargo, inventa palabras que los chicos usan a modo de código para reconocerse entre ellos. Muy parecido a El señor de los anillos (con Hobbit incluido), Star Wars, Star Treck, Doctor Who… Jodorowsky (si ya se inclinan por otra área).

Lo importante es la historia, que fluya, que funcione, que en la cabeza del lector se vayan formando las imágenes, como cuando yo digo “manzana” o “jirafa con moño y monóculo” y en su mente no les llegaron las palabras, si no una manzana (la mayoría la verá roja) y una jirafa con moño y monóculo. Los niños quieren saber qué pasa y cómo resuelven los problemas, no cómo está escrito y si aporta algo a la real academia de la lengua española.  Obvio no está con faltas de ortografía, así que sigue teniendo los beneficios.

¿Alguien se acuerda del título de algún libro del Barco de Vapor? Yo no, en lo personal me gustaban todos, recuerdo como los leía rápido, pero ninguno memorable.

Eso les hará ver que leer no es aburrido, que pueden conocer otros mundos, que pueden crear otros mundos.

Lo bonito de leer es que no es exclusivo. Quien lee, puede leer casi cualquier cosa. Quien lee, ya abrió la puerta a un mundo sin fin de opciones; puedes leer Ana Frank o Troll Hunters, Miss Peregrine, o El niño del pijama a rayas, El Principito o Pedro Páramo, Buenos presagios o Coraline. ¡No importa! Ya cruzaron la puerta. Ya no es necesario fomentar la lectura, ahora es el incitar, el provocar o en el mejor de los casos, el guiar,

Bien, en conclusión, estoy muy animada con esta proliferación de Harry Potter, hasta quiero hacer mi propia Butterbeer y les dejo un link para que lo hagan con sus tíos, nietos, sobrinos, hijos, amigos, cuates, hermanos de casa, es una receta súper sencilla, y promete ser la receta original del parque (porque por todo Youtube hay un mundo de tutoriales).

Y por último, no dejen que nadie corte sus sueños o ilusiones (si estos son legales y dentro de los estándares de la sana convivencia social, claro), aprendan a escuchar todas las opiniones, para así hacerse de la suya. Recuerden, hay cuatro casas en un solo Hogwarts (con eso quiero decir, que hay muchas opiniones bajo un solo techo).

Lean tanto como quieran leer, aprendan tanto como les sea posible, sean curiosos, y aspiren a ser de la casa que quieran, que el sombrero seleccionador tomará en cuenta sus deseos.

Draco dormiens nunquam titillandus

Have your say