Sea shell Museum

Hello Im Naomi and I do whatever I want.Según cuenta Russ así se presentó Naomi en una reunión de negocios, y la prueba de ello está en la calle Ramón Figueroa, en una barda pintada de colores café, arena y azul, que dice “Off The beach”. Dentro existe un templo a la creatividad.Desde la decoración (exterior e interior), hasta el contenido y el más mínimo detalle. Es entrar al mundo de los Black; hay visos de Russ en todos lados, pero la presencia que da congruencia al lugar es la de Naomi; una sirena en el mundo real.

Hello Im Naomi and I do whatever I want.

Según cuenta Russ así se presentó Naomi en una reunión de negocios, y la prueba de ello está en la calle Ramón Figueroa, en una barda pintada de colores café, arena y azul, que dice “Off The beach”. Dentro existe un templo a la creatividad.

Desde la decoración (exterior e interior), hasta el contenido y el más mínimo detalle. Es entrar al mundo de los Black; hay visos de Russ en todos lados, pero la presencia que da congruencia al lugar es la de Naomi; una sirena en el mundo real.

No les voy a mentir, cuando me dijeron que iban a abrir un museo de conchitas no pensé en nada divertido; tal vez algo novedoso y curioso, sin embargo, me llevé una, no grata, sino gratísima sorpresa. Además que Naomi y Russ son risueños y simpáticos , el museo es de un interesante asombroso (claro, si son de alma curiosa y les gusta preguntar e interactuar, si son de los que ven y se van, pues así ni el MOMA).

No les quiero arruinar la sorpresa, pero el museo en realidad es muy pequeño pero profesionalmente adecuado; con ilustraciones, videos, estantes y unos anfitriones muy informados.  Te enseñan a mirar la playa y sus tesoros que a simple vista pueden pasarnos inadvertidos.

Llevan alrededor de treinta y cinco años caminado por las playas, juntando conchitas, aprendiendo cuales son sus orígenes y cuales  sus diferencias. Pero el proyecto en forma del museo empezó en julio del año pasado. Seleccionando, catalogando, buscando las ilustraciones, ahondando en la información. Y es ahí, justo en ese ahondar, donde se revela la otra sorpresa del museo: Encontraron que hace miles de años había un intercambio entre los pueblos nómadas de joyería (en especial pulseras) hechas de conchas. Estando ahí hay un mapa, pregunten por eso. Sin duda una relación curiosa en los extremos de la historia.

Me dieron mi tour completo, desde el jardín y lugar donde se seleccionan las conchitas, hasta el área creativa donde Naomi arregló mi pulsera.

Su tienda de diseñadora es fantástica. Temática, salida de un cuento o de alguna atracción. No dejen de apreciar los detalles, cada uno tiene una historia; desde el espejo, el cuadro de su hija, hasta las luces del techo.

¿Saben que ella empezó a coser desde los seis años, haciendo bonetes? Luego a los diez ya tenía una aproximación más profesional. Llegó a Peñasco y hacía arreglos, algunas alteraciones o vestidos completos, y por eso ella dice que puede hacer lo que quiera. No hay límite. Hace desde vestidos, aretes, hasta museos.

Russ por otro lado, no se queda atrás en lo creativo. La madera, los detalles, las cajitas, los dispensadores, las lámparas, los cuadros.

Todo es reciclado. Reciclado significa que se le da nueva vida a los objetos, y ellos sin duda lo logran elegantemente.

El Sea Shell Museum está abierto solo los viernes (por eso se llama The Friday Museum), para que no duden en visitarlo. Otra novedad recreativa y estimulante en Puerto Peñasco.

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