Se dice que no hay en México un periodismo profesional e independiente.

Anunciar con actitud benevolente que no habrá censura en contra de esas personas o periódicos, es como poner el dedo en el gatillo y decir “tranquilo papá, no te voy a disparar”.

Si algo han hecho las redes sociales es fomentar y hacer crecer el periodismo profesional e independiente. Y la verdad que no se requiere de mucha provocación para que el carácter rebelde y contestatario de muchos mexicanos saque la casta.  Y en algunos, la casta es de buena escuela, incluso con reconocimientos nacionales e internacionales.

Hay una competencia bárbara y este “FOMO” (fear of missing out) generalizado que nos mantiene al filo de la silla con los dedos en el teclado todo el tiempo, tiene a todos corriendo contrarreloj. Por otro lado, los lectores en general tienen la facilidad y habilidad de comparar noticias y datos casi de manera inmediata. Eso hace que no se les pueda tomar el pelo con tanta ligereza, tienen que por fuerza, los periodistas, afianzarse bien, si no quieren ser expuestos y vapuleados en las redes, incluso algunas veces por sus mismos seguidores.

Sin embargo, por mucho romance con el que se le quiera impregnar a la definición de periodismo, (compromiso con la verdad y la objetividad, el bien deber con el pueblo, etcétera), la verdad es que son humanos y, aun comprometidos, la subjetividad, por muy sugerida o breve que sea, sale a flote. Es por eso que los mas versados en esto, recomiendan leer o ver al menos a otros dos o tres periodistas para tener un panorama más amplio.

Los hay de todo tipo, como bien lo sabemos. Desde los que son de guerra (literal), hasta los que no se separan del escritorio. Los hay buenos y malos, desde los que hacen una investigación detallada como la de la Casa Blanca de Peña Nieto, o Lidia Cacho y su compromiso como activista de los derechos humanos, y el güey que escribió en un periódico de circulación nacional que Michael Jackson tenía un guante metálico más grande de lo normal (The White Glove Tracking project). Hay de todo en la viña del Señor.

Pero no por ello podemos afirmar con esa soltura que “no hay en México un periodismo profesional e independiente”. Ahora resulta que, siendo México, calificado por la organización Reporteros Sin Fronteras, como el país sin guerra más peligroso para ejercer el periodismo (sólo por detrás de Afganistán y Siria), no hay elementos rescatables porque curiosamente, de un momento a otro, todos se han vuelto conservadores.

Claro que los hay chayoteros, vendidos y así, no es novedad ni es secreto, pero me parece muy peligroso que el presidente señale con el dedo y por nombre “a los desertores de la 4t” y les diga que no son serios o que se mueven por intereses políticos y económicos, nada más porque no lo alaban y andan por ahí cuestionando sus decisiones. Aplaudiendo por otro lado (y nombrando sea de paso los medios cuasioficiales en los que la población se debe de informar), los que hacen un buen trabajo desde su humilde opinión.

Los hechos están ahí, cada mañana es más puntual con sus juntas mañaneras que el vaticano con sus misas. Casi todo lo que se diga es tomado de ahí mismo.  ¡Por supuesto que la gente va a cuestionar si se prefieren Estadios de Béisbol a suministros médicos!, o retirar los fideicomisos a cultura (entre otros) y darle un jugoso contrato de la SEP a su amigo Salinas Pliego, solo por poner unos ejemplos.

En su mañanera el presidente de México criticó que el periodismo actual esté “muy cercano al poder económico y muy distante del pueblo”; por lo mismo, está muy lejos de ser objetivo y ético y eso en 4T significa “peligro”.

“¿Ustedes creen que no aburre abrir un periódico, El Universal, por ejemplo, o el Reforma, y no encontraran nada bueno del gobierno? Todo malo, todo malo; pero no sólo las notas, los articulistas supuestamente independientes, todos.”  Ergo, ni los lean, no sirven.

Sin embargo, no es nueva esta incesante acometida contra el periodismo, lo hemos visto y leído desde que iniciaron las mañaneras presidenciales (incluso antes).

Hace poco, le amargaron el día a nuestro querido presidente, Eugenio Derbez, Thalía y el Chicharito, en otras palabras, un actor cómico, una cantante un poco fuera de sus cabales (cuyas redes son adorables) y un futbolista. Y bueno, qué se puede decir al respeto que no sea “libertad de expresión”. Por Dios, ni periodistas son. Solo un poquito más de alcance y el señor avisa a su gente, sus fans, seguidores, quienes son indeseables. ¿Acaso quiere usar su fuerza moral o popularidad como medio de represión? Entonces el señor tiene aspiraciones de influencer.

Anunciar con actitud  benevolente que no habrá censura en contra de esas personas o periódicos, es como poner el dedo en el gatillo y decir “tranquilo papá, no te voy a disparar”.

Entonces ¿Hay alguien que crea realmente eso de que no hay en México un periodismo profesional e independiente? Es demasiado rotundo y sentencioso. Un llamado de alerta que grita “rectifiquen y alíniense” y esa es la parte preocupante.

Que bueno, si cree que periodismo es las tías mandando por whatsapp “las ventajas de hacer gárgaras con agua hirviendo y bicarbonato para evitar enfermedades”, bueno, entonces por ahí hubiéramos empezado.

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