Anunciaron Serotonina con bombo y platillo. En blogs y revistas leías que era un libro ultra recomendado y se lo pedí a mi hermana pues moría de ganas de tenerlo en mis manos para que, con whiskito en vaso, darle fin con esa sensación de gozo y satisfacción que luego me dejan los autores franceses … Pero nada.
“‘Serotonina’, el incómodo y adictivo libro que debes leer” Enrique Navarro. “Serotonina (Anagrama), el nuevo trabajo de Michel Houellebecq, es un libro cruel, obsesivo, descuajado, errante, misógino y empapado de prejuicios, encabezado por un protagonista miserable pero honesto en el análisis de su decadencia y, por ello, desternillante a ratos y tierno cuando se descuida.” Lorena G. Maldonado. Y etcétera.
Para quienes me conocen, saben que con eso es más que suficiente para que yo me ponga de obsesiva a decir “¡lo quiero! ¡Lo quiero! ¡lo quiero!”. Y lo tuve. Un rato después, pero lo tuve.
Serotonina es la séptima novela del escritor francés Michel Houellebecq publicada por primera vez el 4 de enero de 2019 en Francia y días después ya se vendía en España, Italia y ¡UFF! Un bombazo, que en lo personal me pareció más como proyecto escolar de cohete casero .
Florent-Claude Labrouste tiene cuarenta y seis años, agrónomo de clase acomodada, que maneja un Mercedes G35 4×4, fuma como demonio en una época donde todo es “libre de humo”, y es un individuo que detesta hasta su nombre. Le recetan Captorix, un antidepresivo que libera serotonina pero tiene efectos adversos devastadores para el hombre: como la desaparición de la libido e impotencia. La historia empieza cuando después de darle muchas vueltas por fin da con la manera menos problemática de separarse de su novia japonesa; le descubre videos pornográficos en los que ella está involucrada. Y así, nos vamos en una espiral de decepciones y erraticidades.
Sin embargo, lo único que imagino es que no leyeron a ningún autor de la generación beat. Macho, misógino, errante …y bastante endulcorado, la verdad. Un libro largo, con demasiadas digresiones, nombres de calles y citas filosóficas intelectualoides, en un español de España (para que lo tengan en cuenta). Pero lo peor, es que toda esa decadencia la sentí terriblemente forzada, sobre todo cuando el protagonista se justifica a sí mismo. Plagado de clichés para llamar la atención de un lector digamos principiante.
Del mismo modo que un chavoruco de cincuenta años trata de hacerse pasar por un jovenzuelo de veintisiete con experiencia de más, para ligar con morras de veintidós.
Entonces sí, la verdad es que me decepcionó mucho. No es un libro que recomiende ni por escandaloso, ni por el contenido, ni por divertido. Si lo ven y les llama la atención, pasen de largo y mejor busquen a William Burroughs o a Charles Bukowsky.
Y si les queda curiosidad, bueno, no digan que no se los advertí (pídanlo prestado).