No se apaniquen. Nada más lleven una toalla

Algo tan simple e incluso desdeñado, se transforma ante los ojos del lector en la navaja suiza del aventurero. Seguro que ya no verás igual la toalla colgada en tu baño.

Hoy es TOWEL DAY, o en español Día de la Toalla ¿Y qué es esa ridiculez del día de la toalla? Se preguntarán ustedes. Pues es una celebración anual donde cada 25 de mayo los fans homenajean al fallecido autor Douglas Adams (1952-2001), llevando una toalla a todos lados y no solo a la playa.

Y ¿por qué una toalla? Sería la siguiente pregunta lógica, qué, con mucho gusto voy a responder. Permítanme ampliarles el panorama. Douglas Adams es el escritor de Hitchhiker’s Guide to the Galaxy, (en español La guía del autoestopista intergaláctico), un libro que se transforma en cinco (de las últimas ediciones que se han hecho, está The Ultimate Hitchhiker’s Guide to the Galaxy: Las cinco novelas en un solo y atesorable volumen -aunque solo lo he visto en inglés-. :The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy (1979) The Restaurant at the End of the Universe (1980) Life, the Universe and Everything (1982) So Long, and Thanks for All the Fish (1984) Mostly Harmless (1992) And Another Thing… (2009)) y que narra una aventura cósmica fenomenal, viajando entre universos, mundos y absurdos tan increíbles que fácilmente pasan por verdad absoluta. Si no lo han leído, por favor háganlo y entre más pronto mejor.

Ahora bien, ya hecho el comercial, volvamos al tema de la toalla. La toalla es más que un guiño al autor, a su exquisita imaginación  y a su aventura intergaláctica. En el libro, la toalla es el objeto más importante y el invento más grande de todo el universo.

Citando el primer libro:

La notable y distinguida La Guía del Autoestopista Galáctico (The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy), señala con respecto a las toallas lo siguiente:

“Dice que una toalla es el objeto de mayor utilidad que puede poseer un autoestopista interestelar. En parte, tiene un gran valor práctico: uno puede envolverse en ella para calentarse mientras viaja por las lunas frías de Jaglan Beta; se puede tumbar uno en ellas en las refulgentes playas de arena marmórea de Santraginus V, mientras aspira los vapores del mar embriagador; se puede uno tapar con ella mientras duerme uno bajo las estrellas que arrojan un brillo tan purpúreo sobre el desierto de Kakrafun. Se puede usar como vela en una balsa diminuta para navegar por lo profundo y lento del río Moth; mojada se puede emplear en la lucha cuerpo a cuerpo; envuelta alrededor de la cabeza sirve para protegerse de las emanaciones nocivas o para evitar la mirada de la Voraz Bestia Vugblatter de Traal (animal sorprendentemente estúpido, supone que si uno no puede verlo él tampoco lo ve a uno; es tonto como un cepillo, pero voraz muy voraz); se puede agitar la toalla en situaciones de peligro como señal de emergencia y, por supuesto , se puede secar uno con ella si es que aún está suficientemente limpia.

Y lo que es más importante: una toalla tiene un enorme valor psicológico.

Por alguna razón, si un estraj (estraj: no autoestopista) descubre que un autoestopista lleva su toalla consigo, automáticamente supondrá que también está en posesión de cepillo de dientes, toallita para lavarse la cara, jabón, lata de galletas, frasca, brújula, mapa, rollo de cordel, rociador contra los mosquitos, ropa de lluvia, traje espacial, etc. Además, el estraj prestará con mucho gusto al autoestopista cualquiera de dichos artículos o una docena más que el autoestopista haya ‘perdido’ por accidente. Lo que el estraj pensará, es que cualquier hombre que haga autoestop a todo lo largo y ancho de la galaxia, pasando calamidades, divirtiéndose en los barrios bajos, luchando contra adversidades tremendas, saliendo sano y salvo de todo ello, y sabiendo todavía dónde está su toalla, es sin duda un hombre a tener en cuenta”.

Algo tan simple e incluso desdeñado, se transforma ante los ojos del lector en la navaja suiza del aventurero. Y por si fuera poco, ahora en estos tiempos ¡la puedes usar incluso de cubre bocas! Seguro que ya no verás igual la toalla colgada en tu baño.

Así que ya saben, ante una posible abducción ¡La toalla es tu salvación! Bueno, tal vez no tanto así, pero está el efecto psicológico de que estás preparado para cualquier eventualidad.

No está demás también aconsejarles que le den una leída o repasada a la notable y distinguida Guía. Tómenlo como una recomendación literaria urgente y necesaria.

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