Cristina Rascón, microempresaria de las letras

Creative Writing workshops continue their routes through town and instructors are leaving their imprints on Peñasco’s literary talents. Each workshop draws more interest and adds more youth to the ranks of aspiring writers of all ages. During the past Creative Workshop, held Feb. 4 – 9, we even had two 13 year old participants, each […]

Creative Writing workshops continue their routes through town and instructors are leaving their imprints on Peñasco’s literary talents. Each workshop draws more interest and adds more youth to the ranks of aspiring writers of all ages. During the past Creative Workshop, held Feb. 4 – 9, we even had two 13 year old participants, each with much to say. This third workshop was led by Cristina Rascón, an accomplished writer and translator (Japanese-Spanish) in her own right, who was captured by the talent in Peñasco as well as the port itself, inspiring her to stay on for an additional month to write.  MoKa Hammeken of RockyPoint360 had the opportunity to sit down with Cristina shortly after the workshop, where Cristina herself explained that she is a “word entrepeneur.”   *See English below.

Por MoKa Hammeken

Los talleres de escritura creativa siguen su camino y los instructores van dejando huella en los talentos literarios peñasquenses. Cada vez son más los interesados y está empezando a penetrar en genios cada vez más jóvenes. En esta ocasión había dos chicos de 13 años, con mucho que decir.

Apenas van tres y serán cinco talleres en total (si se quieren inscribir, no es necesario haber tomado los anteriores para inscribirse a los que vienen). Cada maestro le ha puesto su propia mezcla de grasas a los engranes de la creatividad. Cada uno aporta su visión de la literatura, sus técnicas de inspiración y creatividad de acuerdo a lo aprendido y a su experiencia, para hacer que los que asisten tengan herramientas de donde escoger.

Sin embargo, es simpático el destino y de cómo se van conformando las cosas.

En esta ocasión quién iba a impartir el tercer taller era otra persona, otro maestro. Hombre, también, como los dos anteriores. De pronto Nina recibió un correo de una escritora sonorense ofreciendo su curso de escritura. Incluido en éste venía un extenso e impresionante curriculum en el mundo de las letras que a Nina le gustó mucho. Eso, más la idea de sería excelente que el instuctor fuera mujer, junto con las fechas que ella había puesto como disponibles, dieron como resultado que este tercer taller lo impartiera Cristina Rascón , una persona que curiosamente se ve muy diferente a lo que mostraba la foto en la que anunciaban el taller.

Tiempo después, en el Max´s durante la entrevista, Cristina me platicaría que a Nina sólo la conocía por los correos que le llegaban del Cine Club Primera Toma. “Algo pasa en Puerto Peñasco, y sería interesante ir a ver” se dijo. Ella iba a ir a Culiacán y después, iría a Obregón (su ciudad natal)… Y en el inter, había una ventana de tiempo que estaba dispuesta a aprovechar para conocer ese puerto del que tanto mail recibía. Ambas, interesadas y fascinadas, llegarían a un acuerdo casi de inmediato.

Por alguna extraña razón y cuestiones del azar, Cristina llegó tarde el lunes, justo a tiempo para solo presentamos con ella (y entre nosotros. Si, otra vez) y entonces el taller se movió de fechas; formalmente inicio el martes 5 y terminó el domingo 10 con una lectura de nuestros mejores trabajos durante el taller. Cristina fue con cada uno y le ayudó a escoger qué leer; uno o dos de sus escritos que ya podían considerarse como productos terminados.

Se veía de buen talante, sonriente, de risa fácil y con disposición de enseñar (había veces que sin darnos cuenta las sesiones se extendían hasta las 10:30 de la noche), sin embargo era algo esquiva.  Supongo que es así como se hace una persona cuando uno vive de viaje tanto tiempo.

Empecé a conocerla mejor cuando fuimos con Maru a la isla de los Pájaros, donde me dejó intrigada con sus múltiples viajes y residencias por el mundo; sus libros publicados, pero sobretodo la idea de que ella no estudió letras, si no la Licenciatura en Economía en el ITESM Campus Monterrey y Maestra en Política Pública por la Universidad de Osaka, Japón,

“Soy una empresaria de las letras” me dijo ese día y me encantó. De alguna forma misteriosa había conjuntado dos cosas que parecían dispares en un solo “yo”.

Lo que es la magia de las palabras y el oficio de saberlas usar a la perfección.

El taller ocurrió maravillosamente. Escribimos, “traducimos” lúdicamente un poema de un idioma que ni sabíamos (solo imaginando que podría decir y tratar de que se viera creíble), escribimos Haikus, iniciamos con la construcción de personaje, inventamos historias… En fin, disfrutamos de una probadita de lo que es ser escritor.

Todos ya nos hemos visto la cara con anterioridad y con cada taller nos conocemos más, las penas se están esfumando y entonces nos enfocamos más en los resultados. Poco a poco nos sentimos más relajados y libres de explorar sentimientos y géneros. Se está formando una especie de extraña hermandad, donde ya estamos casi a punto de descubrir el estilo de cada quien.

Cuando vimos el tema del Haiku, nos platicó que ella es traductora del japones al español de este tipo de poesía y que en realidad, es algo que requiere bastante concentración, pues tiene toda una estructura y complejidad. ¿Sabían ustedes que hay un diccionario especial para hacer haikus (no en español) de palabras para usarlas de acuerdo a la estación del año? Se llama Daijisen. Es de japones pero ya hay algunos países que están armando el suyo en base a éste.

Después, durante la entrevista, me platicó que mientras estudiaba la licenciatura se había ido de intercambio a Japón un año y cuando regresó, se metió a clases de japonés en la universidad (en el día estudiaba economía y en la noche, japonés). Luego durante el tiempo que estudió la maestría, estuvo metida en todo tipo de clases de literatura y teatro Noh como oyente, para así irse empapando de la cultura y corrientes artísticas japonesas (como economista no le se le permitía tomar una maestría en letras, entonces se le ocurrió la opción de Política Pública y es así como mató dos pájaros de un solo tiro).

-Se requiere de mucho dominio del lenguaje para que tres “simples versos” contengan toda una historia de admiración a la naturaleza- Me dijo- Por eso hay que saber de todo, entre más, mejor. Aparte de que la política y la economía tienen su propio léxico y es un poco limitado, para saber de palabras, significados y significantes hay que entrarle un poco a la literatura y conocer de esta. A mi me encantó el haiku desde que lo “conocí” (por así decirlo), pues es como una forma zen de escribir. Es una poesía desligada del “yo” y de mis imposiciones como actor y protagonista. En este género de la literatura las cosas pasan y uno, como simple espectador, se asombra. Las escribe sin adornos; el haiku no acepta metáforas ni personificaciones, es como una adivinanza que retrata las imágenes como son.

Imagino empezaste tu gusto por la escritura en forma ya cuando habías empezado la carrera- pregunté

No- respondió meneando su cabeza pensativa- De niña me imaginaba muchas historias y algunas las escribía. Ya a los 10 años estaba segura que eso iba a hacer y a eso me iba a dedicar, escribía poemas y cuentos.

Y vino la preguntá obligada ¿por qué tu carrera en Economía?

-Por que, pensé… Si me gusta mucho la economía, me gusta mucho el área social; criminología, sociología, antropología, economía, y por otro lado letras, hispánicas, inglesas … curiosamente a los escritores les gusta mucho un poquito de todo. Y en ese tiempo consideré que no había mucho campo de acción para eso, siendo de Ciudad Obregón, en el 94, que en ese tiempo había un solo taller literario, que descubrí tres meses antes de graduarme (de la prepa). Entonces como economista sentía que podía aplicar las matemáticas (sí, me gustan las matemáticas)- ríe- que podía ayudar a la gente directamente; que podía trabajar en varias cosas y tener buenos empleos; “Y pues bueno”, pensé, “puedo seguir siendo escritora a la par”. Una no se contraponía con la otra… Es más ¡una le daría de comer a la otra!

-Pero ya con el tiempo cada vez fue más pesado para mi combinar las dos profesiones, y me empecé a inclinar más por escribir, buscar opciones. Me fui de residencia, he ganado becas (FONCA, FECAS) he ganado premios (el Premio Latinoamericano de cuento Benemérito de América, el Premio Regional de Literatura del Noroeste y el Premio Libro Sonorense, entre otros reconocimientos a nivel nacional e internacional en los géneros de narrativa y poesía), doy mis talleres de escritura …Tal vez ya no tengo el ingreso que tenía antes, pero el nivel de estrés es mucho menor porque no sabía cuando iba a poder darme el tiempo de escribir, o donde iba a conseguir mi siguiente proyecto; si iba a tener dinero… y así me divierto mil veces más.

-La verdad es que no hubo nunca así una ruptura drástica entre una profesión y la otra, pero cuando gané la beca del Sistema Nacional de Creadores me visualicé dejando las consultorías (por un tiempo) y dedicándome de lleno a la literatura ¿por qué no? Las circunstancias se estaban dando… No me arrepiento, claro que no, en lo absoluto, pero soy si ha sido un camino más abrupto y más trabajoso… Con esta beca son tres años en los que puedo darme el lujo de explorar proyectos literarios. Empecé en el 2012 y en esa época aún tenía compromisos como economista (empresa de microcrédito a la mujer) que terminé en mayo y de ahí en adelante ya no tomé más compromisos de ese tipo. De todas formas, no lo descarto. Me interesa volver a tomar esta veta en un futuro y trabajar, no sé , en una ONG, en el gobierno, en las Naciones Unidas, en política cultural

Le da un sorbo a su limonada y me confiesa que se quedara por un mes aquí en Puerto Peñasco, pues ya habían cancelado su compromiso en Obregón y tenía tiempo de disfrutar el mar (aun cuando fuera muy friolenta y saliera enchamarrada como esperando nevada). Le había gustado el puerto para quedarse un rato e inspirarse para escribir. Por todo lo que me había platicado es obvio que es un espíritu libre y no tiene miedo a moverse o a quedarse, si su arte lo amerita.

-Me encanta viajar y andarme moviendo. Lo disfruto y lo hago de manera consciente y no por que “es mi trabajo” o “así se dio”, digo, esta beca te da esa libertad de estar en lugares por ratitos (no todos lo hacen). No soy casada, no tengo hijos, no tengo un empleo fijo… pienso sacarle el máximo provecho… Incluso antes de recibir la beca, yo andaba por todos lados como consultora, pues mis proyectos eran breves; seis meses aquí, seis meses por allá, tres meses aquí, tres meses allá y de repente me daba mis “breaks” y decía “ahora me voy a tomar estos tres meses para escribir o traducir”…

No está nada mal, así disfruto de mi vida bastante- ríe- Me pagan por revisar textos, hacer traducciones, arriesgarme un poco con éstas, escribir, explorar, dar talleres.Yo quiero que en estos tres años publicar y traducir entre unos seis y ocho libros inéditos (cuento, microcuento, haiku, haiku para niños, verso libre etc.,..), Ya después de estos tres años tengo la posibilidad de renovar la beca, pero si no la renuevan hay que buscarle de nuevo o por otro lado…

¡Y esa es mi chamba ahora!…

¿Qué es necesario para ser escritor, Cristina? Ahora que ya hay varios que han seguido los tres talleres que se han dado, supongo que más de uno le atrae la idea de dedicarse a las letras.

-Si te creo el taller – dice reflexiva- yo vi mucho talento y gente con toda la intención de seguir (o iniciar) con esto. Pero para ser escritor se requiere hacer sacrificios, no solo es el talento, hay que tener disciplina para escribir.

Mientras estudiaba la carrera tenía un novio que me ayudó mucho en este aspecto. Me dijo que tenía que escoger un día para ponerme a escribir, y era lo único que debía hacer; escribir y sólo eso. Escogí el jueves. Ese día no hacía otra cosa que escribir, no veía tele, no salía al cine, es más programaba mi semestre para tener ese día libre… Después ya también se extendió al viernes, luego al sábado y así, hasta que él me dijo que ya estaba bueno, que también quería salir conmigo – suelta sonora carcajada y casi se ahoga con la limonada que estaba tomando- Cuando voy a escribir me desconecto de todo, incluso hay personas que creen que estoy enojada con ellas por que no les contesto, ¡y no! No lo estoy. Simplemente son los días que le dedico a escribir, a mi misma, a mi trabajo. Yo tengo que estar sola y en un lugar cómodo. Es que te tienes que concentrar, que concretar lo que traes en la cabeza. Las ideas luego son huidizas¿sabes?… ¿no te ha pasado que las andas pensando y masticando y si de pronto alguien te habla ¡puf! ya no sabes ni qué estabas pensando?… ¡Andale! Pues así.

Así es esto, si quieres ser escritor tienes que dedicarle tiempo a leer y escribir…

Entonces entraron en escena la pizza, Andrea y Maru, y así fue como se acabó la entrevista y comenzó una salida de nuevas amistades repleta de anécdotas, chistes y cosas sin sentido.

Cristina Rascón, a micro-entrepreneur of words

There have been three writing workshops in Puerto Peñasco so far, of a total of five programmed by the Cine Club Primera Toma, A.C.  (All workshops have been in Spanish  – if anyone is interested in the remaining two workshops, it is worth noting it is not necessary to have taken the others).  Each teacher has put their own mixture of grease into the gears of creativity. Each contributing their vision of literature, inspirational techniques, and creativity based on what they have learned through their experience, ensuring workshop participants have tools from which to choose. Nevertheless, both the destination and how things are coming together is nice.

On this occasion, the question was who would the instructor be – another man, as for the first two workshops? Suddenly, Nina Mier (of the First Take Film Club) received a message from a Sonoran (woman) writer who presented an extensive and impressive résumé in the world of words.  The idea of having a woman impart the course, along with review of available dates, resulted in us having Cristina Rascón lead the third writing workshop.

Cristina Rascón Castro (Sonora, México, 1976) is a writer, economist, and translator of Japanese poetry.  She is the author of Puede que un sahuaro seas tú (FORCA, 2010), which contains stories addressing topics of women and borders in the area of Sonora-Arizona, as well as the books Hanami (Tierra Adentro, 2009) and El agua está helada (ISC, 2006) that focus on the lives of immigrants in Japan –taking on Portuguese, English, Japanese, and Spanish to express the hybrid linguistics of that universe. She also published Cuentráficos (ISC, 2006), a book of meta-fiction and reflections on the process of creation. As a translator of Japanese poetry to Spanish, she published the book Sin Conocer el Mundo of the poet Shuntaro Tanikawa (Plan C Editores, 2007) and the book Dos mil millones de años luz de soledad (UAM, 2012), also by Tanikawa.  Under economics and practical applications, she has published the book Para entender la economía del arte (2009) [Understanding the economy of art].

Cristina has received the LatinAmerican Award for Stories, the Regional Prize of Northwestern Literature, and the Sonoran Book Award, among other recognitions both nationally and internationally in the genres of narrative and poetry. In 2005-2006 she created and coordinated the First bilingual (Spanish and Yaqui) Literary Contest of Cajeme, Jiosiata Nooki, as a proposal for social and artistic inclusion of indigenous peoples in this region. She holds a Masters in public policy from the University of Osaka, Japan, and a degree in economics from the ITESM Monterrey Campus. She has been a consultant for the United Nations in Vienna, Austria where she led workshops on literary creation at the Mexican Embassy for many years. She has led courses, lectures, and literary workshops in Mexico, Austria, Canada, China, Hungary, England, Brazil and Japan, where her texts have been translated and put into anthologies of Haiku, short-stories, poetry, stories, and essays. In 2008, Rascón participated as a resident writer in Montreal, Canada, with the support of FONCA and the Quebec Writers Union. In 2011 she participated in an international residency of writers, convened by the Home of Writers in Shanghai, China; and in 2012 she did a writing residency at Fundación Sacatar in Salvador de Bahía, Brazil.  Cristina is a member of the National System of Creators within the National Foundation for Culture and the Arts in Mexico.

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