AIlyn, la chica que se descubrió actriz.

  Bien, ¿cómo conocí a Ailyn? No sé, la verdad que no recuerdo bien. Supongo había estado rondando por el ambiente cultural, hasta que por fin se materializó en mi club de lectura algunas veces. Una chica menuda, de cabello largo y ojos grandes. Me enteré que hacía teatro por las veces que me la […]

 

Bien, ¿cómo conocí a Ailyn? No sé, la verdad que no recuerdo bien. Supongo había estado rondando por el ambiente cultural, hasta que por fin se materializó en mi club de lectura algunas veces. Una chica menuda, de cabello largo y ojos grandes. Me enteré que hacía teatro por las veces que me la encontré vestida de forma no muy coherente con el ambiente (acababa de presentar o estaba por hacerlo), con una sonrisa nerviosa y/o satisfecha. En el grupo TAIDE con Randy Vega, que presentó hace tiempo Mujeres Asesinas, y en esas fechas La máquina del tiempo, de la autoría de Randy .

Sin embargo, su gran debut, fue (hace poco más de un mes) en la obra Viva la vida personificando a Frida Kahlo. Un amigo había dicho antes de la función “ojalá que nos deje a todos con la quijada hasta el piso”, y eso hizo. Cuarenta minutos de un monólogo que dejó a todos sin aliento.

 Sí, joven, menuda y con talento. Bastante talento.

Le había hecho la entrevista emocionada a los pocos días de su presentación, en cuanto regresó de Álamos (por eso la presentación, para juntar dinero para un viaje todos de la compañía a el FAOT (Festival Ortiz Tirado), pero a mí me atacó el túnel carpiano y he avanzado esto a paso de hormiga, hasta que el entusiasmo se convierte en calambre. Sí, me he de disculpar con ella y con ustedes.

Bien, me encontré con ella en Ecoffee, sin tanto ruido de licuadoras (como había sufrido en pasadas entrevistas) y con sillones cómodos.  Había un grupo, pero ya se estaba despidiendo, y aprovechamos para pedir los cafés y entrar en plática. Quise iniciar la entrevista, sin embargo, ella, Ailyn, tenía más preguntas que yo. De hecho ella me había comentado hace tiempo si podía contestarle unas preguntas a modo de proyecto personal. Ya estábamos ahí, esperando que el grupo de personas terminara de despedirse y Ailyn aprovechó.

Estaba descubriendo su pasión por el mundo artístico, y siendo una joven en su último semestre de la preparatoria, es obvio que el futuro le inquieta. La pregunta obvia se hace “¿Puedes vivir de ser artista?”. Tienes que defender tu arte, claro, pero tampoco puedes pecar de ingenuo. Si te dedicas, vives de ello, sí (muchas veces ni siquiera te lo cuestionas), pero se hacen sacrificios. Por otro lado, no lo ves como sacrificios cuando es algo que realmente te gusta y apasiona. Una búsqueda constante entre el vivir, el ser y el vivir siendo. Solo es cuestión de prioridades, creo yo. Imagino no una respuesta no muy satisfactoria pero, en mi caso, por lo menos honesta. Eso grosso modo, porque la plática se extendió un poco más de lo que la respuesta que acabo de poner, lleva decir en voz alta (alrededor de 30 o 40 minutos más, en realidad).

—Mi historia en el medio es muy corta, no tengo “bagaje” como los demás .A raíz de estar en lo de teatro, todo mi mundo se trastocó…Soy una persona común y corriente… “normal”, digamos, que tenía pensado estudiar psicología.

—Pues esperemos que sea larga, entonces— Le sugerí que nos mudáramos al área de sillones. Quería agregar que  “uno no se contrapone con lo otro” pero sentí que sería una ociosidad. Era una chica inteligente, obvio se daría cuenta.

—Claro que uno no deja de fuera al otro— dijo después de un trago, como hablando con ella misma— apero me encantaría ahora hacerlo de tiempo completo. No quiero llegar a la madurez y empezar con “ojalá hubiera hecho esto”— tomó su café y retomó a modo de resumen, supongo— “ojalá hubiera hecho esto otro, ojalá me hubiera dado tiempo para hacer tal o cual cosa”… ¿Si entiendes no? Remordimientos que te hacen infeliz y amargado por llevar una vida “normal”—entrecomilla con los dedos— en vez de seguir lo que te llena… Pero, no sé… por eso pregunto. Hay tantas cosas que quiero hacer.

 Cruzo por mi mente ¿Por qué hemos de ponernos pesados y presionar a individuos de apenas diez y ocho años a que escojan la carrera que han de ostentar toda su vida? Sin duda es un peso enorme. Ni modo, lo bueno es que ella tiene el apoyo de sus padres.  Pasión, eso es lo que hace la diferencia entre un hobbie y… bueno, arte (u oficio).

Ahora sí, más sillón, menos distractores. Continuemos.

—Entre todo lo que platicamos, te escuché decir que no te consideras artista ¿Por qué?— pregunté, ansiosa, pues, siendo honesta ya le había quitado demasiado tiempo… aunque se veía tranquila y relajada. Tal vez, la que traía las prisas en la cabeza era yo.

—Es que es la verdad. Mira, después de la obra y de la presentación, amigos y familia salen con que “ay que se siente ser artista”, “la artista”, “ya vas a ser famosa” y ¡ojalá! No digo que no quiero serlo, solo que por una obra que me salió bien, no puede uno decirle “artista” a alguien así nada más a la ligera… me falta, me falta mucho…No sé cómo explicarlo. Aprecio mucho a la gente que me lo diga, pero…Ok… ammm— se retuerce las manos— Esta padre que me digan que les gustó la obra, va, que hubo partes en donde se les puso la piel chinita, que padre (se siente muy bonito que te lo digan) pero de ahí a que digan artista, me siento… hasta un poquito desilusionada, no sé si me entiendas— me mira, interrogante  y le da un trago al café, supongo tratando de poner en orden sus ideas. Por supuesto que la entiendo, el uso indiscriminado del apelativo hace que te cuestiones quienes son los verdaderos, y quiénes son esos a quien  otorgan dicho título nobiliario siendo incursionistas del arte. Pero solo asentí, es lo más que se necesita — Por ahorita, simplemente hago lo que me gusta, y ya. Soy como alguien que le gusta colorear; colorea y ya, puede hacerlo bien padre, pero no vas a decirle que es un gran pintor por eso ¿en serio? No te puedes poner divo nada más por colorear.

—No, supongo que no… ¿Qué es lo que consideras que te falta para ser artista?— Estoy consciente de que el tema del “el arte” y “el artista” levanta opiniones con sentimientos encontrados, muchas veces derivando en discusiones infructíferas,  y por eso preferí aplicarla de manera personal.

—Pues… aprender, estudiar (obviamente), pero sobretodo chingarle… sí, esa sería la palabra, chingarle— se emociona, el tono de su voz adquiere confianza al encontrar la palabra adecuada— sufrir mí arte, sufrir por él, que me cueste, pelear por el papel y ¡con! el papel. Sentir que crece y que no sabe cómo ajustarse en mi cabeza… que me cueste trabajo, que me desvele, que llore porque algo no me sale; sentir como dentro de mí se tironean las ganas de hacerlo con el miedo y con la posibilidad de no lograrlo… Aunque uno tenga talento, pues siempre debe de haber esa barrera o frontera cada vez… Como ir al gimnasio; si no duele no sirve.

 Artista es alguien que dedica su vida al arte, que vive y respira del arte, que su creación está más allá y que no le importa si le consideran artista o no, porque ya su ritmo de vida corre de manera diferente; paralela de la supuesta vida “normal”.  Gente con talento que excede sus límites. Es poner tiempo, esfuerzo, incluso dinero para que la gente sienta, vibre con lo que tú haces.  Es alguien que crea y que su creación mueve a las personas.

Se acomodó en el sillón, parecía satisfecha con su respuesta.

—¿Cómo te involucraste con FRIDA?— pregunté aprovechando el silencio y que la señorita me había traído un vaso de agua.

—Fue Randy, la verdad yo ni la conocía. Randy quería hacer algo de Frida, estaba escribiendo algo hasta que se topó con este texto que le llenó por completo y estuvo perfecto porque el tiempo ya lo traíamos encima también, porque queríamos presentar algo para juntar un poco de dinero e irnos al festival de Álamos. Entonces después de lo del Cervantino, la pastorela pues le entramos bien machín a esta… bien poquito tuvimos para armarla. Contactó con el autor (Humberto Robles) quien muy contento le dijo que sí, que por supuesto le daba permiso para presentarla…

“Está chiquito” me dijo “¿qué onda? ¿sí te lo avientas?” y yo, pues obvio que dije que sí.

Ir a trabajar, ir a la escuela, luego a ensayar… Llegaba a mi casa y me ponía los audífonos (que me había grabado leyendo el guion) —qué buena idea la verdad— y así repasarlo mientras lavaba ropa o cualquier cosa. Y luego hacer el “marketing”, los boletos, venderlos (vendí más de los que me tocaban), ir a visitar a la gente… Wow, todo lo que involucra. Un día ensayábamos una parte, otro día otra. Trabajo intensivo. Pesado… pero que digas así de como sufrí, no, nunca lo sufrí, en realidad no… porque… porque estaba ¡muy chido! Me gustaba, las repeticiones todo el tiempo que le imprimíamos, todo el tiempo estaba pensando en eso. Llegaba bien cansada, afónica de tanto gritar, sin embargo ansiaba la hora de los ensayos. Me emocionaba porque decía “ay que padre, ya me salió esto”, o “qué chido o había pensado en llegarle así al texto, o ya pude hacer aquello”. Me comprometí al cien. Con esto me di cuenta que si me gusta algo, hago hasta lo imposible, pero la verdad es que ni se siente, ni pesa ¿ya te había dicho eso? Bueno, es que incluso a mí me impresiona.

Fue todo un descubrimiento. Porque mis participaciones antes de Frida habían sido chiquitas, incursiones pequeñas, pero de pronto trabajar con todo un texto de una súper artista, el compromiso de representar a alguien tan pesado, tan importante como ella. Y luego presentarse en el auditorio… —Juega con la taza entre las manos. Suspira—Y también descubrir a esta gran artista, una gran persona que aguantó todo lo que aguantó en su vida, su arte, sus emociones. Y descubrirme a mí… yo no sabía que podía llorar (que lo hice sola en un rincón de mi cuarto), o que iba a gritar sin reírme, o reírme de dolor y de angustia… Fue un portal a un nuevo mundo.

Lo mejor es que ¡Yo no creí que fuera a estar lleno! Empezaba a las 7:30 y antes de las siete, Randy se metió y nos dijo “Alístense chicos que ya está llegando la gente”, y yo de “¡Wow! Que puntuales”, pero en cuanto abrieron las cortinas… bueno el telón… y ver todo el auditorio lleno, me sentí feliz… y luego nerviosa, obvio (pero de esos nervios ricos), pero más que nada feliz.

Estoy muy agradecida con él, porque me dio el chance de experimentar, de ver lo que es hacer un monologo de cuarenta minutos, todo lo que involucra  y esto me deja ganas para seguir haciendo, para hacer más y mejor.

—Bueno, entonces la pregunta clave aquí es ¿Cómo llegaste a TAIDE?

—Un día fui a Atardeceres Familiares y estaba Heber y Vania tocando, cuando hicieron una invitación a un taller de canto. Que todos estaban invitados y que cualquiera podía entrar. Algo me llamó la atención en eso, que quise ir (aunque sea a ver de qué trataba), pero en realidad no canto (más que en la regadera), pero quería hacer algo nuevo en la tarde. Llegué con un amigo, al auditorio, como habían citado. Ahí nos presentamos, todo el rollo, ya sabes “Soy Aylin y quiero aprender algo de lo que dan aquí” ¡Yo no sabía nada! Entonces fue cuando Heber me presentó a Randy “oye quédate en el taller, verás que te va a servir” y yo, “ok”. Yo nada más estaba ahí de bonita viendo, que si pon las manos de esta forma, que si párate así, que si proyecta la voz de esta manera… Eso fue el año pasado. Pero luego se fueron unos, entraron otros, y yo me quedaba y me quedaba. Me gustaba,  no que cantara ni nada, pero eventualmente había ejercicios de expresión corporal y así. Luego que entraron más que les gustaba la actuación pues, ya empezamos a tomar esa línea más en serio, nació TAIDE  (que significa Taller de Actuación Interpretación y Desarrollo en Escena) y nos presentamos. Hicimos un corto, no sé si supiste o lo viste, de “Mujeres asesinas”, luego cuando me viste toda rara en el Cervantino, es porque presentamos un cachito de “Los Miserables”… y pues me ofreció a mí ser Frida y yo feliz. La constancia tuvo frutos.

—¿Y si tienen ganas de volverlo a presentar o van a hacer otra cosa?

—Pues sí,  queremos presentar de nuevo Frida, en cuanto se presente la ocasión, y también vamos a hacer otra cosa. Somos TAIDÉ, hay que estar haciendo cosas.— ríe— deberíamos estar haciendo cosas.

—Vale. Ahora toca, jugar a la sesión de fotos

—¿Sesión? ¿En serio?Aylin-2

La Máquina del Tiempo estuvo en el la fiesta VIVA Peñasco y ahora se va a presentar en el Malecón los días sábado 26 y domingo 27 de marzo a las 19hrs (7 p.m.)

Have your say