A una tinta en Peñasco

En abril se cerró en Peñasco la gira de los talleres de periodismo cultural A una tinta Sonora, el proyecto de Erika Tamaura para el FECAS. Las sedes incluyeron Hermosillo, Ciudad Obregón, San Luis Río Colorado y, obviamente, este puerto. Y me alegro mucho que así fuera, la verdad no quería quedarme fuera del proyecto, quería conocer la propuesta. Además que hubo una buena asistencia y mucho interés por este intensivo sabatino de ocho horas aproximadamente (con coffe break e intermedio de comida, unas pizzas ahí mismo en la biblioteca).

En abril se cerró en Peñasco la gira de los talleres de periodismo cultural A una tinta Sonora, el proyecto de Erika Tamaura para el FECAS. Las sedes incluyeron Hermosillo, Ciudad Obregón, San Luis Río Colorado y, obviamente, este puerto. Y me alegro mucho que así fuera, la verdad no quería quedarme fuera del proyecto, quería conocer la propuesta. Además que hubo una buena asistencia y mucho interés por este intensivo sabatino de ocho horas aproximadamente (con coffe break e intermedio de comida, unas pizzas ahí mismo en la biblioteca).

Erika venía con el entusiasmo que un becario del FECAS presupone, pero este viajecito ya le debía horas de sueño. No se imaginaba que tan apretada y cansada estaría la agenda que había propuesto (uno cree que ese ímpetu jubiloso que se tiene al subir al camión, permanecerá hasta bajar de este); primero a San Luis Río Colorado y ahí se enteró que no había salidas a Puerto Peñasco hasta las diez de la noche. Llegando a Puerto Peñasco a la una y media de la madrugada. Que fue un alivio, pues la chica que le vendió el boleto le dijo que llegaría a las cuatro de la mañana. No alcanzaría a aprovechar ni tres horas el hotel. (Imaginaba su reseña, centrándose si acaso, en la presión del agua de la regadera y la adorable disposición del baño). Pero por fortuna pudo dormir mas tiempo arrullada por las olas del mar. Lo cual siempre es una ventaja, y muy reparadora por cierto.

Gracias a la OCV de Puerto Peñasco se hospedó (poco tiempo, pero muy confortable) en el Hotel Playa Bonita. Apoyando así el turismo, a los bloggers de viajes y de paso también el periodismo cultural.

En el Salón Audiovisual Nina Mier, Directora de Cultura Municipal tenía todo listo para iniciar; desde café y pancito dulce, hasta el proyector y la disposición de las mesas y sillas en forma de U.

Erika llegó entró con energía y me dijo que armara la araña publicitaria con el banner de A una tinta. Dato curioso, no sé porque en ese momento yo no tenía ni idea de como hacerlo. Me quedé en blanco, y entonces Erika me despidió como asistente, en sentido figurado, claro ( Igual y por que mi sistema circulatorio no estaba circulando cafeína suficiente porque la cafetería a la que pasamos primero por el sagrado liquido, no tenían café y la maquina iba a tardar en prender).

Esperamos unos minutos más. Entonces vi como Erika se sirvió café, cerró los ojos, inspiró y exhaló unas tres veces, y cuando los abrió aún con el vaso ocultando nariz y labio superior, tenían la intensidad brava y concentrada de un ciclón. Un presagio de como iba a ser el taller: intenso.

Nina presentó a Erika con todo el protocolo que amerita la ocasión y las credenciales. Pasó de ser Erika amiga y bloguera, a la Maestra y Gestora Cultural de renombre estatal, Erika Tamaura.

-Comenzamos- dijo con voz modulada a tinte profesional- ¡Bienvenidos al Taller de Periodismo Cultural A una Tinta! Del proyecto Transiciones y oportunidades para el periodismo cultural en Sonora. Quiero que se presenten para conocerlos, a qué se dedican y que me digan porqué están aquí.

Con su dedo índice dando el cue, cada uno hicimos lo propio.

-Chicos, quiero empezar con decirles que quiero ver el atardecer en un plato. Es una anécdota en un texto de Leila Guerriero en Gatopardo: “el cocinero Michel Bras llevaba a los integrantes de su equipo de trabajo a la terraza de su restaurante en la campiña, y los obligaba a permanecer allí hasta que el sol se ocultaba en el horizonte. Entonces, señalando el cielo, les decía: «Ahora vuelvan a la cocina y pongan eso en los platos.»”

Dejó unos segundos a que sentara la información, le dio un trago y continuó.

-Quiero que al final de este taller vean al horizonte (no literalmente, sino que vean como a futuro) y que ese sentimiento que les produce, lo plasmen en sus escritos. Porque lo que se escribe, no solo es cabeza, es corazón y es una relación personal del lector y el autor.

Dicho esto, el ciclón Tamaura nos atacó con un folder bien armado de lecturas y ejercicios, y con cinco intenciones; inspirar, enfocar proyectar, facilitar herramientas y obtener un sondeo de cómo estaba el ambiente local en materia de periodismo cultural.

Con lecturas de Leila Guerriero, periodista y escritora argentina queque dedicó entrevista y palabras muy emotivas al poeta Nicanor Parray Juan Arturo Brennan, incisivo crítico de música. Lecturas con tips para escribir, continuar y escoger tópicos, que los periodistas culturales en ciernes (también los experimentados) deben tener en cuenta. En resumen, una bibliografía introductoria y citable bastante sustanciosa.

-Les quiero pedir un favor, durante estas horas olviden por completo sus proyectos personales y los medio para los que trabajan. Quiero que durante estas horas piensen en ustedes mismos como autores, y que se den la importancia que se merecen como tales.

Pasamos al grupo focal, momento de la retroalimentación, cuando nosotros le teníamos que dar a Erika nuestra versión de los hechos sobre la vida y obra del periodismo cultural específicamente de Puerto Peñasco.
Y luego volvimos a la parte de pensar y esbozar a ese periodista cultural.
Ese es el meollo del asunto; ser autores, y las estrategias para definirlo y fortalecerlo en sus defectos y virtudes, encontrar una línea editorial, un rumbo y una fuerza motivadora, para que el trabajo de cada quien tome un rumbo definido y con claridad.

En resumen, quiere leer ese atardecer que ustedes ven, traducido en un articulo. Queremos ver el atardecer en un plato.

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