La invitación al paro nacional “Un día sin mujeres” este 9 de marzo, es sin duda, una excelente iniciativa (no lo nieguen), sin embargo, lo han enmugrado con los intereses e ideas de los que se quieren colgar de esto, llegando a situaciones risibles de patrocinios y conspiraciones mundiales, radicalizándonos y separándonos en vez de unirnos para un bien común.
Partidos políticos lo usan para desprestigiar a uno u otro contrario. La iglesia llama la atención de sus feligreses. Expertos politólogos piensan demasiado las cosas y en sus columnas hablan de golpes de estado. Personas poco informadas (aunque aseguren que sí lo están) mandan videos por whatsapp, una en especial anunciando su postura casi en tono de súplica, porque no quiere que sus hijos la llamen “feminista”; le causaría mucho pesar y vergüenza (ahí es donde intuí que la señora no tenía muy claras las definiciones).
Por otro lado, leo como mujeres que se suman al movimiento, se atacan con saña unas a otras por no pensar igual o no estar de acuerdo en algunas posturas. Una conocida en Facebook anunció que bloqueará de su cuenta a toda aquella persona que siquiera cuestione los motivos de este paro. Otra expresó que más le valía no saber que – hace un listado de nombres femeninos- faltaban al trabajo, porque sería una hipocresía de su parte y se las verían con ella (además se le ocurrió la genial idea de que esas personas tendrían que hacer el trabajo de las que si apoyaban el movimiento).
Todo esto al grado que un movimiento feminista llegó al extremo de emitir un comunicado, en el que expresa que exigen “que quienes se han pronunciado públicamente a favor de las mujeres, se pronuncian de la misma manera en los siguientes ámbitos” y enlista ocho puntos poniendo en número uno el aborto libre y gratuito, el tema tabú y más manoseado del momento.
Es cierto, el comunicado hace referencia a partidos políticos y personas en el poder, para evitar así el oportunismo, pero algunos de los que están en contra lo usan como justificación (– ya ven, esto es lo único que quieren, tienen su propia agenda- ), y otros varios que están a favor, lo usan como una obligación de aceptación tácita (– quienes aprueban el paro tienen que estar de acuerdo con todos y cada uno de estos puntos-).
Aquí es donde está la grieta del movimiento ¿Por qué nos dividimos? Queremos hermandad, respeto, libertad de ser, hacer, pensar y opinar, apoyo, sororidad y nosotras mismas nos desacreditamos.
El inicio de este movimiento es la violencia, los feminicidios a la alza, la impunidad, el cinismo machista. Es la memoria de Fátima, una niña ultrajada y aventada en un bote de basura como si fuera trapo, o de la imagen postmortem de Ingrid N que circuló por las redes con morbo insano. Además de una desprotección casi sistemática.
Es exigir justicia, y exhortar al gobierno federal a generar estrategias eficientes para detener las agresiones contra las mujeres. Porque acusarlos con sus abuelas, no parece funcionar, tampoco decirles “fuchi, guacala”. Porque es una ridiculez que en voz alta, se diga que los feminicidios es un tema que no debe opacar la rifa del avión presidencial; que la culpa de ese tipo de crímenes son del neoliberalismo, o que los delincuentes son “seres humanos que merecen nuestro respeto”. Fuchi, caca.
Entonces, ante la burla (o indolencia), en un momento mágico, se les ocurrió que, si no le importan mujeres, pues que no haya mujeres y punto. Y como el 8 de marzo, Día Internacional de la mujer, cae en domingo, se movió al lunes 9 de marzo, para que realmente hubiera una notable repercusión, no nada más social o laboral, sino económica también.
Un día sin mujeres, no es una idea nueva. Un poco de lectura rápida nos entregará los casos de Islandia (1975), Polonia (2016), Argentina (2016) y Estados Unidos (2017). Cada una buscando que las voces de las mujeres sean escuchadas, evidenciando su peso e importancia en el funcionamiento del país. En México solo necesitaron que alguien lo propusiera y se volviera viral. Benditas redes sociales.
No entiendo como les es más fácil creer que este movimiento es manipulado a capricho por intereses o patrocinado por ciertas personas o empresas, más que el simple hartazgo e impotencia, (incluso psicosis) en el que viven las personas. Sumando que la prioridad es la de ser popular y rifar un avión, no la seguridad, ni la salud, ni la educación.
Este paro busca generar conciencia sobre la importancia de las mujeres en la sociedad. Todas las mujeres, de todas las edades y de todas las creencias.
No es momento para hacer distinciones y exclusiones. Nos debemos respeto, empatía. Nos debemos una negociación, una tregua en favor de nosotras. Nos debemos apoyo no importando si somos ateas, creyentes, hippies, empresarias, amas de casa, fifís, chairas, universitarias, trabajadoras, freelancers, de izquierda, de derecha, por que a final de cuentas debemos ser mujeres apoyándose y protegiendo la libertad de cada una de nosotras de ser y creer lo que le de la gana.
Tendremos ideas y creencias diferentes, obviamente, pero todas queremos que nuestros seres queridos tengan la libertad de existir, de tener un futuro. Todas queremos no tener miedo, ni sentirnos ninguneadas por las autoridades (que eso de autoridades, es debatible). Todas queremos no sentir angustia cuando alguien no contesta su teléfono.
Porque nadie debe, ni quiere vivir la desesperación de encontrar a tu hija en un bote de basura, o tu amiga circulando en las redes descuartizada.
El día 9 de marzo no es puente. Es un día donde las mujeres seremos personajes principales gracias a nuestra ausencia. No queremos licencia, no queremos permiso.
Sin embargo aunque me parece una excelente iniciativa, la cuestión es: El 9 desaparecemos, y el 10 ¿qué vamos a hacer? ¿Qué sigue? ¿Cómo vamos a parar la negligencia, inseguridad, corrupción e impunidad? ¿Cuál es el siguiente paso para seguirnos apoyando unas a otras?
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