No sé si ya han leído anteriormente a Cristina, y la verdad, no importa, porque si van a leer un solo libro de ella, que sea este: Mi Patagonia, el último y más reciente libro de Cristina Rascón. Es de una escritura madura, poética, vagabunda. Es un libro profundo e inquieto.
Ella escribe y traduce haiku, tiene libros de cuentos y crónicas en revistas, y en Mi Patagonia, puso estas tres formas de escribir dentro de una batidora, e hizo una narrativa tan única que siento es la esencia de Cristina misma.
Un alter ego cuya estadía por diferentes lugares de América Latina se transforma en un viaje espiritual. ¿Usted es cristiana? Le preguntan al final de la página 15, y al comienzo de la 16 responde: I’m nothing (soy nada). Tal vez con un poco de altanería, pero no sin cierto temor, pues al sacudirse de toda nomenclatura y prejuicio, la capacidad de asombro surge con toda su fuerza, separándola (física y metafóricamente) del grupo de turistas con el que se encontraba.
El elemento aire esta muy presente en las 124 páginas (está cortito). Desde la voz, que la invita, los cantos y el ruido de los tambores que la animan, los ventarrones que la desacomodan, las brisas que la refresca, el torbellino que la persigue; Nuestra protagonista se deja llevar por corrientes mágicas de calidad antropológica como poética. En párrafos más párrafos menos, toma la mano del lector de la muñeca y de un clavado lo lleva a lo largo de siete historias como una deidad traviesa.
Es un libro de crónicas que no cae en los clichés aburridos ni en la observación lejana, sino que avanza en apropiación inocente y curiosa de elementos que van revelando diferentes aspectos de su ser y de su pasado con los que tiene que hacer las paces. Una búsqueda a través de orisxás, numerología, torbellinos, escrituras de pie, magia, donde los aeropuertos son hogares.
De hecho en lo personal, me pareció se transformaba en parte del folklor del libro mismo. Tranquilos, para nada les estoy contando el final, es una simple apreciación mía, que cuando lo lean, podremos debatir.
Lo que más me gustó es la escritura madura, pulida, palabras directas y simples que parecieran surgir sin esfuerzo pero que a la vez brindan imágenes poderosas y complejas, que llegan a tu mente con todo y su sonido. Se nota la garra de la poesía, y se siente la maestría de la escritora. Con cada hoja que pasaba quería absorber todo aquello sin que me faltase una coma.
Y no porque lean “búsqueda” crean que lo van a encontrar en la sección de superación personal junto a Coelho (que ya quisiéramos todos los escritores el éxito y la penetración de mercado que tiene ese señor, bueno todos menos J. K. Rowling).
Sin temor a equivocarme, puedo decir que Mi Patagonia es un libro de excelente calidad literaria. No los va a dejar indiferentes.
Yo ya lo tengo entre mis favoritos, además que lo tengo firmado y dedicado (envidienme), pues, por si fuera poco, Cristina Rascón es escritora mexicana, entonces esta perfecto para el clima y condición nacional actual, pues está cortito, bonito, bien hechecito, con el plus de que es estrictamente #consumelocal, y van a querer más, lo cual, en materia de lectura, siempre es bueno.
Pueden encontrarlo en El Sótano, o en la página de Nitro Press