Aquí Ground Control llamando a Major Tom. Hablemos de Desierto Sonoro de Valeria Luiselli

Una novela road trip, escrita por una de las más reconocidas escritoras mexicanas contemporánea, que se desenvuelve como la carretera y sus horizontes, descubriendo territorios íntimos, personalidades, historias y moteles.

Vamos a empezar con una verdad: La lectura de Valeria debe ser con paciencia. Se lee lento y se guardan las palabras no hay que hacerlo apresurado porque nos perderíamos de lo que la hace una gran escritora; su redondez. Ningún enunciado, ninguna frase o palabra están ahí en vano. Si habla de ecos, todo es sonidos, o la ausencia de estos. Usa el lenguaje para exprimir sonidos.

Desierto Sonoro es una novela que trata sobre un matrimonio en punto de quiebre. Él documentólogo, tiene un hijo de 10 años, Ella, documentalista, una niña de cuatro.  Después de algún tiempo de estar juntos trabajando en un proyecto, éste se termine y se abre la oportunidad de que cada uno persiga el propio; el buscando ecos de la última banda de apaches y ella, tras las voces de los niños migrantes perdidos.  Y un día dejan Nueva York y atraviesan en coche familiar el país con sus hijos en el asiento trasero y cajas con lo necesario para sus investigaciones.  

Una novela road trip, escrita por una de las más reconocidas escritoras mexicanas contemporánea, que se desenvuelve como la carretera y sus horizontes, descubriendo territorios íntimos, personalidades, historias y moteles.

Es sutil pero inminente como la frase “niños perdidos” va tomando espacio y haciéndose densa entre el asiento trasero y los delanteros. La comunicación se enrarece, la visión se hace torpe y en túnel, hasta que inhalan ese humo creado y denso ocupando los pulmones y pensamientos de cada uno a su manera.

Tiene varias líneas que se siguen, como un mapa de carreteras. La historia de cada uno se intercala con fantasías infantiles y la crudeza de la realidad.

Es curioso cuando entre ecos se reencuentran dos generaciones y dos caminos que a de marcar severamente el futuro de los cuatro.

Es una novela dedicada, bien armada que te deja la sensación de ese sudoroso viaje en auto, con hastíos, emociones, frustraciones y que de repente, esa parsimonia mental te la rompe con una fuga y te saca del letargo. Ya sea desde el punto de vista infantil o desde el punto de vista adulto.

Dice en la página 202  en relación a las historias de Peter Pan, Huckleberry Finn y el Señor de las moscas (que escuchan en un audiolibro durante el viaje) “Que a pesar de que parezcan historias sobre un mundos infantiles – mundo sin adultos – en realidad son historias de un mundo adulto lleno de miedos infantiles.”

Sin embargo, he de confesar que me tardé más de lo que me hubiera gustado en leerla, la sentía lentona, pero sus palabras y las imágenes que evocaba, no me dejaban de rondar la cabeza. Si la llevas con calma, y lees no sé si decir entre líneas, porque en realidad están ahí las oraciones muy bien puestas, se disfruta. Es una vacación, es un viaje en carro, donde no hay prisas, pero sí urgencias, y justamente esa sensación me gustó muchísimo.

La recomendación es que se dejen llevar al ritmo que Luiselli plantea. Si se cansan paren  busquen el separador/motel y continúen después. Sus palabras les harán mucho eco y no la olvidarán. Lo prometo

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