La Brigada para leer del Club de Toby

La Brigada para leer en libertad sacó una convocatoria para dar cursos de escritura “Para escribir en libertad”. Una monada con muchos temas, muchos autores, todos los viernes de mayo, junio y julio. Es gracioso, porque no le había puesto atención la verdad, y entonces la bomba explotó; en pleno siglo XXI con todo el movimiento en redes el programa estaba formado exclusivamente por talleristas hombres.

No sé si recuerden el comic de la Pequeña Lulú. En él salía un tal Toby, que era el némesis de Lulú. Un niño gordito, jefe de una pandilla de niños traviesos, todos hombres y, en cuyo club no se admitían niñas.

En la infancia se vive esa época de exclusividad, sin embargo, ya pasados los diez, doce años a lo mucho, el asunto ya se empieza a no ser tan normal. Y no hablemos de cuando ya nos excedemos de los treintas.

La Brigada para leer en libertad sacó una convocatoria para dar cursos de escritura llamado “Para escribir en libertad”. Una monada con la mejor de las intenciones, con muchos temas, muchos autores, todos los viernes de mayo, junio y julio. Es gracioso, porque no le había puesto atención al p’oster, la verdad. Y entonces la bomba explotó; en pleno siglo XXI, con todo el movimiento en redes, el programa estaba formado exclusivamente por talleristas hombres.

Se dice y no pasa nada. El asunto es cuando se ondea siempre la bandera de la inclusión, del todo somos barrio, todos leemos y su página web tiene una cargada atmósfera comunista. Todos somos cultura, todos somos amor, todos somos uno mismo. Una vez más, se dice y no pasa nada. Te disculpas (no sabes muy bien porqué pero lo haces, pero eres una una A.C. de fomento a la cultura y la lectura y la omisión se ha tomado como una afrenta o un retroceso de todo lo que socialmente se ha evidenciado (en especial, los últimos meses). Entonces, aumentas una temporada de puras mujeres, intercalas, lo haces mixto, complementas desde dos puntos de vista, no sé, soluciones hay muchas. Que no a todos les vaya a gustar, bueno, sería de esperarse. El chiste es que salgan los proyectos y se enriquezcan.

Se entiende perfectamente que metidas de pata y errores hay y los habrá. Como dije antes, se dice, y no pasa nada. Tomen el ejemplo de Anahí y sus enchiladas con tortillas de nopal frías. Su actitud ante los memes y las burlas hizo que no solo se ganara mi follow, sino el de miles de personas más. Ni que decir de Thalía que ya tiene un lugar muy especial en mi corazón. La cuestión aquí es reconocer los errores y tener la disposición de negociar y proponer.

Sin embargo, el asunto se pone más cómico. En horas, aquello ya había dado tres vueltas a las redes sociales. Cada giro más incendiario que el anterior. El póster se comparte, las opiniones se dividen. Muchos hubieran estado dispuestos a ignorar el evento y seguir con sus vidas (al fin y al cabo es un taller de escritura, no uno de Como hacerte rico con cien pesos en la bolsa siendo un gran líder).

Entonces sacan un comunicado de lo más ridículo. Y ahí es donde ya todo se vuelve indefendible.

Para empezar, el curso se suspende. En un gran berrinche se anuncia que no hay nada para nadie. Dice que hubo tres escritoras invitadas, y ninguna de ellas pudo coincidir con las fechas (por ahí había leído que solo se juntaron cursos que tenían de archivo, pero bueno); Mónica Lavín, Elena Poniatowska y Laura Esquivel. Luego dice que “los escritores participantes, gentilmente, han cedido su lugar para que lo ocupe una mujer”, (exacto, una mujer, equis, cualquiera sin credenciales ni preparación), luego le aumenta “y eso sinceramente nos parece todavía más ofensivo que lo otro”. Les digo, de risa loca, pero las imprudencias no paran ahí, continúan. “Es decir, vamos a improvisar y mal”… Ah caray, “porque no tenemos las condiciones para hacerlo bien”.

Pero viene la peor elección de palabras de todo el documento, porque hay que cerrar con broche de oro (para seguir con el tema de los clichés): “solo sería para taparle el ojo al macho y decir que hay paridad de género”.  Por favor, no se aguanten, suelten la carcajada.

Ahora bien, ya entrando en detalles, me preocupa pensar que solo haya tres escritoras en México que valgan la pena, o expertas en su rubro. Solo esas tres estaban a la digna altura de los otros seis o siete. Eran ellas o ninguna. Estoy segura que cada persona que se tome la molestia de leer esto, puede nombrar al menos a tres escritoras excelentes e implacables en sus letras.

Otra cosa que me inquieta es lo de la improvisación y las condiciones de “hacerlo bien”. No sé si piensen que tendrían que abrir un baño extra, o pedir por sillas rosas, hablarle a maquillistas, o de mínimo comprar apps de filtros para que se vean las nenas guapas ante la cámara, además de tener que resolverles la vida a las pobrecitas que se agreguen a última hora al proyecto. Nada más alejado de la realidad. Conozco y soy amiga de chavas, mujeres, señoras, que en HORAS se arman un taller exquisito con todo y materiales en  Facebook live .  Gente preparadísima, y con resultados impecables. Y lo mejor, viéndose fabulosas.

Si algo nos ha mostrado esta cuarentena es la disposición de las personas por ofrecer sus conocimientos en línea, y la variedad de temas y sapiencia.  Son justamente la cultura y las artes (y el Tik Tok, lo reconozco), lo que esta sacando del tedio a muchas personas. No pueden darse el lujo de ser reaccionarios.

La Brigada por la Lectura, se evidenció de la forma más idiota. Me da pena que ni siquiera hayan podido guglear “escritoras mexicanas”.

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