“Abrazos no balazos” fue la propuesta. Acusarlos con sus abuelas o mamás para que les corrijan. Asegurar que no se les maltrate y sean tratados como seres humanos que fingen ser. Saludar de mano y con todo respeto a la sacrosanta madre del Chapo. Juicio justo a violadores y fianzas asequibles para pederastas. Por señalar algunos.
Sin embargo, a los de a pie, habrá que tratarlos con dureza para que no se salgan del redil. Hay que exprimir a esas vacas lecheras tan consentidas y quitarles la soberbia, enseñarles humildad a aquellos que creen o quieren salir adelante por sí mismos. Un puño de hierro y cero tolerancia.
Es la historia del hijo pródigo cuatritransformada, que está infectando un país, entrando por debajo de las puertas como inundación. Por mas barreras que quieras poner, sabes que, o deja de llover, o solo es cuestión de tiempo, para que aquello arrase contra todo.
Vamos, que todo mundo sabemos de qué pie cojea México. No hay que hacernos que el mesías macuzpano nos habla y muestra su divino rostro. En otras palabras, no hay manera ya de hacernos pendejos.
La pandemia no esta controlada. La gran mayoría de los que ocupan puestos de servidores públicos no están calificados ni siquiera para barrer la calle de su casa (ya no digamos hacer juntas en zoom). La educación esta por los suelos y la rapiña por los cielos.
La policía da más miedo que los “maleantes” (sí, ya sé que eso no es nuevo y ese justamente también es el problema), al grado que muchas chicas que están en peligro se arriesgan mejor a subir a un carro sin placas, que a una patrulla. Si quieres poner un negocio, el narco te pide piso y el SAT no reconoce esas “contribuciones” como deducibles de impuestos.
Hay una preocupación seria por que los grupos feministas no pintarrajeen las calles con sus “vulgaridades”, pero si el America/Chivas se sale de control es una hermosa muestra de folklor nacional y hasta las noticias lo enmarcan de manera diferente.
En redes sociales exponen cara, automóvil, placas y ubicación de secuestradores y raptores de chicas, pero es más importante reprimir a los medios de comunicación por, no sé, exponer en video a el hermano del presidente recibiendo dinero. Que las chicas se defiendan solas, ¿para qué salen de sus casas?
El lamebotas de Lord Molécula, recibe un honoris causa, mientras que las madres buscadoras, reciben amenazas y si bien les va, a sus hijos en pedazos.
Se burlan en nuestra cara mandando policías mujeres a detener los motines de mujeres pidiendo justicia, cuando en realidad deberíamos de estar unidas ¿no se supone que estamos del mismo lado, que ambos buscamos el bien común?
El SAT haciéndose el estricto con los ingresos y egresos el ciudadano común (que si acaso su mayor delito es el de engañar a su cónyuge en algún motel de paso y no pedir factura), cuando pasa por alto que el sueldo de un investigador del SNI grado II o III no alcanza para tener seis casas de veinte millones. No hablemos de cualquier diputado o gobernador.
Una mañanera con clases de historia, La Ileada escrita por Vasconcelos, y las conferencias vespertinas sobre salud pública donde se recita poesía. La cultura se despelleja, pero alcanza para hacer una película “casi épica” que se llame “Primero los pobres” (que en lo personal, creo que “los” está demás; debería llamarse “Primero pobres”).
Hay que mandar a la gente a estudiar a sus casas, a trabajar a sus casas, hay que bajar la afluencia de personas a los lugares públicos, y de plano multar y cerrarle el negocio a aquel que incumpla las medidas de sanidad. Pero hay que subir el internet y los servicios digitales, pues esos malditos neoliberales se están enriqueciendo.
En las secretarias le endilgan la culpa al menso o mensa que no tenga carrera política (o quien le cubra la espalda), y todo es la papa caliente del chivo expiatorio en un circo de corruptos. Rolan “la culpa” hasta que un alto mando dice basta, o se encuentran al menso en turno.
Los tables están abiertos, pero los conciertos se posponen. Las calles están llenas de prostitutas abusadas, pero a un cualquiera lo detienen por beber bebidas alcohólicas en la calle mientras va caminando.
Es preferible hacérsela de pedo a un ciudadano con el estrés a tope, que resolver problemas reales.
Ojo. El problema no son los recursos, si no las prioridades. Hay que poner mucha atención a eso.
No hay dinero para medicinas, pero si para otorgar diez nuevos registros de partidos al INE, por poner un ejemplo.
La gallina de los huevos de oro es el peatón (aunque muchos tengan carros que pagan a mensualidades eternas, por solo tener el privilegio de poder ir de una ciudad a otra y esperar HORAS para poder ser estafados por el verificentro, que es el gobierno diciendo que esos vehículos son aptos para circular), el ciudadano común, el pendejo que quiere hacer las cosas bien y una vida normal. Esos más vale tenerlos bien ubicados, cuantificados y amansados.
Ya no hablemos de aquellos que cuestionan, que desean pensar por sí mismos, o quieren inspirar a otros también a hacerlo. Esos malditos delincuentes nivel asesino de niños recién bautizados, que aportan poco o nada, pero como chingan. ¿Cómo se atreven a cuestionar la bondad y misericordia del padre cuando reciba en sus brazos a su hijo pródigo?
¿Se acuerdan del bullying en las escuelas, donde los nerds, los buenitos, los bobitos, los de ideas cursis (que generalmente proponían actos buenos para con los otros), los educados, los listos, los inteligentes, los ratones de biblioteca, eran en realidad los apestados y la carne de cañón? Bueno, agradezcamos que lo hemos traído a nuestra realidad adulta.
La nueva normalidad trae muchas nuevas cosas. O cosas viejas que con una desempolvada y una pulidita parecen nuevas.
No estoy a favor ni en contra de nadie, solo que no me gusta que me vean la cara.
Por favor, no me quieran catalogar en peleas vulgares defendiendo personas que no se han ganado ni merecen respeto alguno.
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