Seguro has visto de todo. Los videos recomendados y los trending topics no dejan de aparecer insistentes con sus chismecitos con dimes y diretes. Abres cualquier red social y te alimentas, no de entretenimiento, sino de la urgencia feroz por figurar. Llegamos al grado que ya hay una influencer en la cárcel de Santa Marta haciéndose la brava, supongo queriendo emular a una Harley Quinn (la interpretada por Margot Robbie) y otra extendiendo el personaje de Rosario Tijeras a la vida real, haciéndole la vida de cuadritos a quien se interponga entre su proteína y el consumidor. Gente sin gracia y vulgar que con micrófono en mano expone, humilla y se aprovecha de otros con el pretexto de “entrar en personaje”, cuando solo son ellos mismos magnificados por la lupa de una cámara.
Es muy entretenido, lo acepto, sin embargo, pone en evidencia la calidad de gente que goza de chorrocientosmil seguidores y/o se autodenomina celebridad, influencer; son una basura de personas. Es la verdad. Individuos sin calidad humana, que pueden pasarse la veda electoral por el arco de las piernas como si se secaran después de bañarse por dinero, gente que defiende sin ápice de empatía o humanidad, a imbéciles y salvajes, que además haciendo gala de nula inteligencia, culpa o instinto de preservación distribuyendo videos que exhiben un delito. Personas que no tienen ninguna conciencia social vendiendo agua (sí señores, agua, el Juanpa Zurita vende agua, punto), o una “proteína” con su nombre artístico, que causa más daño que bien y que, además, sabe horrible según la mayoría de los reviews.
Como por ejemplo también, el maquillaje de una estruendosa influencer que hizo su nombre gracias a maquillarse y hacer reviews de cosméticos y que justo el diseño se me hizo coqueto, pero la calidad en sí de los polvos y labiales se me hicieron de pésima calidad. En la sola prueba, se sentía más bonito y humectado echarse arcilla roja en la cara. No es necesario explicar en que radica la decepción.
Esta es solo la punta del iceberg, porque hay quienes en verdad se quieren colgar de la fama (buena o mala, es fama al fin y al cabo), de estos famosos, exhibiéndolos, soltando “verdades” y jurando por diosito, su madre y toda la retahíla de santos que no lo hacen por el “spotlight” sino por una profunda conciencia social. Y la gente les cree. Y pum. Subidón de ego, endorfinas y seguidores. Ya luego vendrá el bajón, porque la audiencia es morbosa, interesada, pero sobre todo, de una exigencia cruel.
Los influencers son una amenaza. Sí sé que ya hay mucha gente, posts y artículos quejándose de ellos llamándolos falsos, hipócritas, niños mimados, berrinchudos, licenciosos, sin embargo, no creo que ahí radique su verdadera peligrosidad.
Estos individuos usurpan roles de doctores, dermatólogos, psicólogos, periodistas, escritores, nutriólogos, coaches espirituales, entrenadores, expertos con doctorado en cualquier materia (política, economía, sociología, biología, historia, religión, metafísica, brujería, artes, cine, etcétera), gurús de moda (ustedes creerán que es de los que menos daño hacen pero nooooo, nada más hay que ver los modelitos con los que uno se topa en las calles y le arden a uno los ojos) y lo hacen sin ninguna ética o responsabilidad social. Al grado que incluso desacreditan sin miramientos a verdaderos especialistas, estudiados y formados en su materia, generando diatribas espeluznantes. Y sus espectadores, les creen casi de manera religiosa. Recomendación “desinteresada” que hagan, recomendación que se toma por buena y cierta. Y entrecomillo “desinteresada” porque todo tiene un costo. Quien no lo crea así, peca de ingenuo.
Otro punto es que se toman muy en serio su papel de nueva élite, sintiéndose merecedores de todo tipo de disculpas y excepciones, disfrutando de hacer lo que se les antoje, incluso si lastiman, humillan y violentan a otros. Incluyendo allanamientos, agresiones, fraudes, amenazas, intimidaciones, delitos de tránsito, así como violaciones, acosos sexuales y distribución de desnudos y material pornográfico sin consentimiento.
Presumen que son personas sin tapujos, creativas y con curiosidad normal, de mente abierta y respetuosos con toda línea de pensamiento, sin embargo, (diré que la gran mayoría para que no se ofendan), la gran mayoría con cada view o like de más, solo revela que son personas infames y de talento mohoso. Poco a poco van empujando los límites para creerse rebeldes, únicos y especiales. Insisto, la guerra por la popularidad no da cuarte, si no estas in, estas out, y han hecho al espectador codicioso, caprichoso y muy olvidadizo.
Siendo ellos un modelo (económico muy rentable) a seguir, la carrera por likes, corazoncitos y seguidores, es arrolladora. Todos están dispuestos a lo que sea por alcanzar el glorificado nivel de recibir plaquitas, y que los lleven a la yellow carpet de los premios Eliot o que voten por ellos en MTVMIAU.
Expertos con credenciales vigentes y demostrables no gozan de tanta popularidad, ¿por qué? Pues porque muchos son aburridos, además que la mayoría de las veces sus observaciones, comentarios, opiniones y sugerencias, no son del agrado del grueso de la población. No va con su estilo de vida o con los cánones autorizados de pensamiento. Además ,que no han trabajado o se han preocupado por desarrollar el carisma necesario supongo. Deberían de hacerlo, sí, pero supongo también se ocupan en otras cosas. No los culpo.
Ahora bien, como en cualquier guerra, ambas partes son terribles, implacables. Se tiran a matar entre ellos. Los puestos de mando cambian con una violencia salvaje. No hay piedad. Los que se lleven la corona deben saber mantenerla. La dignidad no vale como moneda de cambio. Todo es tan efímero y a la vez tan igual. Sin embargo, es el espectador el que sale perdiendo, quedamos idiotizados, mal informados, mal orientados, desamparados, ya que cualquier problema que surja de ellos, no se hacen ni tantito responsables (y sus seguidores condonan eso). También nos alienan de las cosas importantes con una promesa de entretenimiento. Son una distracción que sale cara. Solo seguirles la pista para estar en onda consume un tiempo bárbaro.
No digo que los dejen de ver ya mismo ni que los quemen en leña verde, solo que recuerden que ellos, no son más ni mejores o peores que tú.